[Historia e historias de proximidad de La Raya]: Hoyos

Comparte el artículo:

En 2021 se celebró en los jardines de la Casa Rural “Las Fuentes de Ágata”, en Hoyos (Sierra de Gata), el primer Festival de Piano Paisajes. La idea había surgido en plena pandemia. Tuvieron mucho que ver la soyana Agnese Navarro y el italiano Simone Tavoni. Pero organizar durante unos días de agosto conciertos de jóvenes pianistas en un paraje recóndito de Extremadura, y que tuviera éxito, era arriesgado. Sin embargo, tras dos veranos transcurridos, podemos afirmar que lo ha tenido. Lo tiene. ¿Por qué? Porque hay voluntad, amor a la tierra y a la cultura. Y porque Hoyos es una apuesta segura.

Hace apenas un mes -octubre de 2022- el Diario Oficial de Extremadura (DOE) publicaba el cierre por caducidad del expediente para la declaración de la localidad serragatina de Hoyos como Bien de Interés Cultural (BIC). Se daba fin así a un proceso iniciado en 2004 para el reconocimiento de la villa como Conjunto Histórico. Contrasta esta noticia con la efectiva declaración como BIC en 2018 de la parroquia soyana, la iglesia del Buen Varón, después de treinta y seis años de iniciado su expediente. Sin entrar en los pormenores administrativos que dificultan o favorecen la protección patrimonial, la cuestión refleja las contradicciones -culturales y turísticas- en las que vive el mundo rural.

Independientemente de la mucha o poca distinción patrimonial que ostente oficialmente Hoyos, no hay duda de la riqueza histórico-artística que atesora. No se trata de un patrimonio excelso desde el punto de vista de monumental -pasto del turismo superficial-, sino de una acumulación de detalles que conforman un entramado urbano humilde y lujoso al mismo tiempo. Solo con una inmersión lenta en su geografía y en su pasado puede llegar a comprenderse porqué hoy es cabeza administrativa de la comarca de Sierra de Gata.

Vayamos a la Historia. Alguna que otra estela funeraria romana aparece embutida en el edificio parroquial, sin embargo, no es testimonio material suficiente para sostener la creencia de un poblamiento estable en la zona en época antigua. Todo parece indicar, por el contrario, que el asentamiento actual se produce a partir de la integración de la Sierra de Gata en el reino de León. El topónimo, de indudable lengua romance, intuye una razón orográfica que concuerda con las hondonadas -hoyos- que arropan las ondulaciones circundantes, sobre todo contempladas desde las sierras que actúan de separadoras del medieval dominio de Trevejo. Y fue precisamente un trevejano, según la leyenda, el benefactor del culto a una virgen del lugar que tomaría a partir de entonces la advocación del “Buen Varón”. Lo cierto es que Bombaron aparece como hidrónimo ya en el último tercio del siglo XII y nos ofrece una sonoridad verdaderamente galaico-portuguesa.

La primitiva aldea de Hoyos, junto a las de Acebo y Perales, quedaría asociada al territorio de la ciudad de Coria, excepción realenga ante tanto dominio de Órdenes Militares en la Sierra de Gata. De aquel primer tiempo data la talla de la Virgen del Buen Varón y algunos retazos de la iglesia parroquial como la singular portada románica. Cuando la tierra cauriense pasó a constituirse en señorío de los Alba, allá por 1472, Hoyos experimentó un impulso notable. Los señores financiaron la construcción del edificio eclesiástico renacentista que podemos admirar en la actualidad, en el que también trabajó el ilustre arquitecto Pedro de Ybarra hacia mediados del XVI. El escudo de los Alba, ya muy deteriorado, quedó esculpido para la posteridad.

Al fomento ofrecido por los Alba se unen dos factores más a tener en cuenta del citado siglo XVI: de un lado, la cuestión americana; de otro, la franciscana. Ambas están intrínsecamente relacionadas. Hoyos fue, junto con San Martín de Trevejo, la localidad serragatina que más emigrantes envió al Nuevo Mundo: hay documentados en torno a una quincena. Uno de ellos fue Marcos Veas Durán, uno de los cuarenta fundadores de Santiago de Nueva Extremadura, o de Chile. Otro indiano fue Pablos Pérez, quien erigió un hospital en León de Nicaragua y participó en la conquista del Perú. Invirtió su riqueza americana en la obra del convento franciscano del Espíritu Santo de Hoyos, hoy en completa ruina. A la prosperidad de la villa en aquella decimosexta centuria quizá se deban también algunas de las bellas fachadas de sillería granítica que se reparten por el espacio urbano soyano. En 1591 su población era de 464 vecinos -la tercera de la Sierra de Gata-.

En el siglo XVII sufrirá, como toda la comarca, las consecuencias de la Guerra con Portugal. Los soyanos no pudieron evitar la destrucción de gran parte de su pueblo. Pero se repondrán pronto. Con la ayuda del duque de Alba y de la Iglesia de Coria se reorganizó la villa, con nuevas ordenanzas y con el comienzo de un nuevo periodo de esplendor cristalizado en el siglo XVIII. El alzado de la torre parroquial, la sacristía y el retablo churrigueresco o la fábrica de muchas viviendas que aún conservan grabadas sus fechas de erección, son muestras del desarrollo dieciochesco. El censo de Floridablanca anota 1.151 habitantes. Domingo Domené cita 21 hidalgos, entre los que destacan apellidos como los Godínez de Paz, los Gómez o los Sande. Hoyos se convertirá en un apacible lugar que algún que otro obispo cauriense elegirá para su descanso. El caso más conocido es el del obispo Álvarez de Castro, a quien la historiografía decimonónica consideró mártir de la Guerra de la Independencia por defender la causa contra el francés y ser asesinado por ello en su palacio de Hoyos en 1809. Este acontecimiento tuvo mucho eco en la prensa española de la época y marcó profundamente a la localidad.

La siguiente fecha determinante en la historia de Hoyos fue la de 1840. En este año se establece en la villa la sede del partido judicial de la Sierra de Gata. Las razones se pueden intuir en el discurrir histórico precedente, en el estrecho vínculo con Coria y en la más céntrica situación geográfica en comparación con Gata o San Martín de Trevejo. Mediado el siglo XIX Hoyos alcanza los 2.136 habitantes. Desde entonces, y pese a la mengua demográfica de los últimos cincuenta años y del acusado estancamiento económico que acusa el mundo rural, no perdió el protagonismo comarcal. En la actualidad tiene censados ocho centenares de personas, es sede de la Mancomunidad de Sierra de Gata y de otros organismos comarcales como Adisgata o como el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Aceite Gata-Hurdes.

La Historia explica. Que un obispo se decantara por Hoyos para establecer una residencia temporal pudo inclinar la balanza para el traslado de la sede del partido judicial en 1840 y esto último para que Hoyos ejerza hoy de capital de Sierra de Gata. Y ese carácter capitalino, del que no disfrutan los demás pueblos serragatinos, otorga una serie de ventajas que han de ser aprovechadas en beneficio de toda la comarca en términos sociales y económicos. También en términos culturales. Por eso Hoyos tiene que seguir luchando por obtener la declaración BIC, salvar del peligro de desaparición las ruinas del convento del Espíritu Santo y apostar por eventos como el Festival de Piano “Paisajes”. Éste último, de momento, se explica mediante otro tipo de historias -en minúscula-, como la de Agnese, Simone y quienes están a su alrededor.

 

Juan Rebollo Bote

Lusitaniae – Guías-Historiadores

Noticias Relacionadas