España y Portugal, países parecidos y a la misma vez tan diferentes. Durante siglos numerosas civilizaciones dejaron su legado en la península ibérica construyendo lo que hoy son dos estados diferenciados. Debido a esta terrible pandemia, ambos países no están en su mejor momento. A pesar de ello, su valor lingüístico y cultural parece presumiblemente estar cada vez estar más en alza a nivel mundial.
Poniendo valor en lo que se comparte y no en lo que separa, cada vez se realizan más colaboraciones transfronterizas, aunque aún se tenga el sentimiento de que solo las regiones fronterizas son capaces de mirar a los hermanos portugueses como una oportunidad de crecimiento.
A diario (antes de la pandemia) cruzan la frontera entre España y Portugal una media de 85.300 vehículos y por lo tanto se producen 62,2 millones de desplazamientos transfronterizos al año. El comercio exterior de Portugal y España con el conjunto de la Unión Europea ascendió en los últimos años a 47 millones de toneladas y 172 millones de toneladas, respectivamente. Esto nos lleva a pensar, que lógicamente, el aprendizaje del portugués es necesario para un mayor fomento de relaciones, tanto comerciales como culturales.
Como es de esperar, las instituciones vienen fomentado, desde hace muchos años, las relaciones transfronterizas entre ambos países, sobre todo en el ámbito económico. Pero no es hasta estos últimos años cuando los gobiernos autonómicos comienzan a darse cuenta de que la educación de lenguas es el mayor avance que pueden ofrecer a sus poblaciones.
Sin embargo, el común de los españoles está aún lejos de explotar al máximo las potencialidades del idioma de Camões. Las regiones fronterizas con Portugal aprovechan cada vez más estas particularidades, aunque a diferentes velocidades.
Así, nos encontramos con cuatro comunidades autónomas que recorren de norte a sur este marco fronterizo. Parecería lógico pensar que Galicia, con más afinidad lingüística y cultural, es la comunidad que mejor fomenta el aprendizaje de la lengua portuguesa en su sistema educativo, sin embargo, las cifras no demuestran lo mismo.
Los últimos datos indican que más de 8.000 personas cursan estudios de portugués en Galicia, teniendo en cuenta todos los niveles educativos. Puede parecer un buen dato si tenemos en cuenta que hace menos de una década el número de alumnos de portugués en Galicia no llegaba a la cifra de los 2.000.
Aún así, Extremadura causa particular envidia a los defensores del portugués en Galicia. Así lo demostró una diputada gallega que comparó en enero de este año la situación de Galicia con la de Extremadura, donde el portugués cuenta con 20.000 estudiantes. La diputada calificaba ese estancamiento de inaceptable, añadiendo que se necesitarían cien años a este ritmo para llegar a las cifras actuales de Extremadura.
Y es que los datos de la región extremeña no dejan de llamar la atención en España e incluso en Europa. En esta comunidad del oeste español, el número de alumnos de portugués creció un 80% en los últimos cuatro años calculándose que tres de cada cuatro españoles que estudian esta lengua lo hacen en Extremadura. Además, el aprendizaje de este idioma es posible en todos los niveles educativos. Esto significa que un alumno de tres años que acaba de entrar en la Educación Infantil puede comenzar a iniciarse en la lengua y cultura portuguesa.
Pero si Galicia se encuentra muy distanciada de los datos extremeños, Castilla y León y Andalucía no se asoman ni a esas cifras. Aunque tradicionalmente haya habido relaciones comerciales transfronterizas en estas zonas, los Gobiernos no parecen tener especial preocupación en el fomento del aprendizaje de la lengua portuguesa. Unas 1.200 personas estudian este idioma en los centros educativos de Castilla y León y poco más de 1.000 en Andalucía.
Datos aparte, parece indiscutible que la enseñanza del portugués revierte en un mayor nivel socioeconómico de la población. Expertos y entidades coinciden en que el primer paso para cambiar esta situación es introducir el portugués en la enseñanza. Estudiar portugués, si es posible desde los primeros niveles, para aprovechar las ventajas de la lusofonía, no solo en el ámbito cultural sino con lazos económicos.
En conclusión, ha llegado la hora de mirar a Portugal, a su lengua y cultura, aprovechando su cercanía. Seguro que muchos han conocido a sus vecinos durante el confinamiento. Era fácil, salir a la ventana y charlar por simplemente sentirse identificado con una razón que nos une. De esa misma manera, cooperando, sobrepasaremos la crisis económica que se avecina. Ahora que están tan de moda las fases, la primera de esas fases para acercarnos al hermano portugués debe tener como título “enseñanza de la lengua”.
Álvaro Terrón Sánchez, maestro de Educación Primaria y Máster en formación en portugués para el profesorado.