Viaje al cercano oeste (II)

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Para llegar a Zamora desde Covilhã, he de volver a Salamanca y de allí tomar rumbo Norte. La luz del día, pese a lo nublado, me permite atisbar la Sierra de la Estrella. Es la más occidental del Sistema Central que está compuesto además por las sierras de Ayllón, Guadarrama, Gredos y Gata, todas en territorio español. En Estrella  se encuentra el pico más alto de Portugal con 1993 metros. Al revisar estos datos, corroboro que en España, tanto en el sistema educativo, como a nivel general, se ignora la geografía y el clima de la esquina oeste de la península. Mi coche coge velocidad, es mediodía, antes bebí un café expreso al fabuloso precio de 0.55 céntimos. El azúcar y la cafeína me llevan a un estado de euforia puntiaguda.

Decido parar en la villa de Belmonte, el Portugal más judío, donde fueron a parar muchos de los sefardíes expulsados de Castilla por la Reina Isabel, que al poco fueron nuevamente expulsados del “Sefard que nos une”. Haciendo contraste con la judería, está la gran cruz de la estatua a Pedro Alvares Cabral descubridor de Brasil, y natural de este pueblo. Mucha historia en Belmonte, tanta que tengo que escapar algo apresurado, hay que seguir ruta. Pronto estoy de nuevo en la frontera, que a esta hora del mediodía parece aún más fuera de nuestra época. En la autopista, los kilómetros y el tiempo pasan muy rápido, el paisaje que ayer me sobrecogía hoy solo me parece aburrido y monótono, ciertamente todo cambia con el estado de ánimo, todo depende “del color del cristal con que se mira”.

Al norte de la ciudad helmántica que dejo a mi derecha, el despoblamiento del territorio se hace más patente, con densidades de población inferiores a 8 habitantes por Km2 , son zonas consideradas desiertos demográficos. La cárcel de Topas se me aparece como un monolito gigante de hormigón, es la expresión pura de un lugar de castigo aséptico y moderno. Topas es un pueblo con 500 personas censadas, pero con un penal con capacidad para 2000 reclusos, en la que solo hay 750. Según los datos faltan 1250 presos y 126 trabajadores. Solo el abandono en sentido amplio puede explicar una situación tan paradójica y absurda.

No transcurre mucho tiempo y, tras una comida frugal, alcanzo Zamora.

En la cafetería del Hotel Parador de la ciudad, me encuentro con Beatriz, periodista. Es la primera vez que veo a esta mujer, comunicamos muy bien, aunque no tenemos prácticamente tiempo de hablar. En seguida llegan Ana Morillo y Marcos Alonso, dos de los promotores de la Asociación “Los Viriatos ”, por  el guerrero lusitano Viriato que hizo frente al imperio Romano,  además de tener una estatua en el centro de la villa. El nombre verdaderamente es un acierto, pues simboliza vínculo ibérico y la lucha frente al poder dominante.

Con Ana y Maros, mantengo un intercambio de lo más productivo, conectamos de manera rápida, todos somos activistas sociales y entre nosotros nos entendemos, la información fluye veloz en ambos sentido. En mi calidad de promotor de la Plataforma por la Federación Ibérica, les expongo nuestro principal objetivo, divulgar el pensamiento iberista, en todo tipo de ámbitos sociales, y nuestras propuestas, avanzar hacia una relación confederal entre España y Portugal que de a la península mayor peso en el contexto internacional, posibilitando una coordinación entre los países favorecedora del progreso económico y social de la ciudadanía.  Cuando acabo, Ana pasa a explicarme el concepto de Zona Abandonada, en el que se incluye el área rayana de Zamora y otras provincias. Son zonas  muy amplias, con poca población, que no reciben ningún tipo de atención ni estímulo por parte de las administraciones, que abandonan el territorio. Estas superficies interrregionales, al no incluirse en una única provincia no tienen la consideración técnica de  despobladas, sin embargo de norte a sur constituyen un área muy extensa. Desde «Los Viriatos» han apoyado la inciativa serraniaceltiberica presentada a la UE para poder acceder a  políticas de estímulo y desarrollo.

Cuando la situación llega a ese punto, me explica ahora Marcos, estas zonas son vulnerables a cualquier tipo de abuso, son presa fácil, pues las defensas son escasas. En esta situación llegan las “aves de rapiña ” a explotar los recursos. Los principales recursos existentes, a ambos lados de la raya, son el litio, el wolframio, y el uranio, que se pretenden explotar con minería a cielo abierto, de enorme impacto ambiental. La jugada del poder fáctico de la energía es perfecta, la zona se deja abandonada, quemada en ocasiones por los incendios forestales, para ser entregada a depredadores, que manipulan a la opinión pública y a los gobiernos, con la necesidad de impulsar la economía electrificada, más ecológica que la vinculada al carbono. La realidad es que la ecología pretendida, puede devastar y contaminar el territorio.

Acabamos la reunión, y nos despedimos cordialmente. Para llegar al coche atravieso una buena parte de la ciudad, mis sensaciones son muy positivas, vuelvo con más energía que cuando comencé el viaje, con nuevas experiencias y con colaboraciones para ir trabajando.

La vuelta se me hace corta, la carretera vacía, la mente entretenida en los pensamientos de todo lo acontecido, y el corazón anhelante por rencontrarme con mi hija. Camino se hace al andar.

Pablo Castro Abad es editor-adjunto de EL TRAPEZIO y licenciado en Ciencias del Trabajo

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