Francisco de Holanda: maestro del Renacimiento

El humanista portugués conoció todo el siglo XVI y vivió la «Unión Ibérica»

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Francisco de Holanda fue un humanista; arquitecto; iluminista, y pintor portugués que vivió casi todo el siglo XVI; siendo uno de los mayores exponentes del Renacimiento en Portugal.

Nacido en Lisboa en 1517, el maestro era hijo de una portuguesa y de un artista flamenco, del que procede su apellido. Como digno hombre de su tiempo, viajó a Italia como becario del rey Juan III para estudiar y convivir con nombres como Miguel Ángel, que le hizo despertar su fervor por el clasicismo. En tierras romanas realizó obras sobre la antigua Roma.

Holanda volvió a Portugal, donde vivió en los reinados que iban a terminar con la dinastía de Avis (João III y Sebastião), y en donde daría comienzo la presencia española, que formó parte de la gobernanza de Portugal durante 60 años.

A lo largo de todo su período creativo, Francisco de Holanda se distinguió por su versatilidad intelectual. Su pensamiento crítico es visto en el tratado «Da Pintura Antiga» (1548-1549), que presenta todos los géneros y modos de pintar, y que fue dedicado a su patrón João III (este tratado forma parte, actualmente, del archivo de la Real Biblioteca de Madrid).

A partir de esta obra, que está en el origen del mito historiográfico sobre «Las águilas del Renacimiento español», se puede identificar la obra de Nuno Gonçalves, el autor de los paneles de San Vicente de Fora. La producción artística y literaria del portugués también fue precursora del maestro Francisco de Goya o del visionario William Blake.

Autor, con perspectiva iberista, fue el autor de un ensayo «Da Fábrica que Falece à Cidade de Lisboa»; que abordó, por primera, vez el urbanismo en la península. Los dibujos de las principales plazas fuertes de Europa se pueden ver en la Biblioteca del Escorial, donde está el «Libro de debuxos».

Arquitecto militar, elaboró un plan para la fortaleza de Mazagão (Mazagán), plaza que Portugal tenía en Marruecos. A Francisco de Holanda también se le atribuyen las ilustraciones de los libros de coro del Convento de Cristo, en Tomar.

Debido a la presencia española en Portugal, que marcó la parte final de la vida de Holanda, la gran mayoría de sus obras están presentes en los principales museos españoles; y, regularmente, son visibles en exposiciones abiertas al público.

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