Recordando el Salmo 8, se nos ocurre preguntar:
¿Qué eres Iberia, o Hispania , para que tantas generaciones te hayan admirado y tenido en el recuerdo? ¿Tienes, acaso, en tu modo de naturaleza una guía que nos muestre a los ibéricos una mejor manera de vivir? ¿Posees las suficientes creencias y valores para garantizar una sociedad igual o más estable que la actual? ¿Serías capaz de ofrecernos un futuro que mejore los aciertos y desaciertos del pasado y unir sólidamente a portugueses y españoles en un esfuerzo común?
Física y biológicamente eres un modo de creación singular, un apéndice de Europa que tiene características propias y una diversidad, en tan escaso territorio, que ha asombrado a todos los pueblos de la antigüedad, y aún sigue admirando a cuantos nos visitan.
Pero, ¿Cuál es hoy tu lugar en el mundo, dividida cómo estás? ¿Qué papel juegas en este mundo de capitalismo posindustrial, donde el modelo económico, no el social, es lo que prima y domina?
Probablemente tu sola no podrías acabar con la atomización e inseguridad en el trabajo, con la soledad y la depresión de la agitada vida moderna, con la impotencia ante tanta corrupción, aceleración y competencia como provoca la revolución tecnológica, ni, quizás, tengas elementos para unir una península tan fragmentada social e ideológicamente, pero eres, pese a tus limitaciones, nuestro único y último recurso.
¿Qué ha ocurrido, pues, para que después de siglos de personalidad propia y autosuficiente aún estando dividida, de grandes y largas experiencias que crearon notoriedad, espacio capaz de conservar una cultura de gran importancia histórica, naciones impulsoras leales de una construcción europea que hoy se ha demostrado frágil y que siempre contará con la creencia firme de una Iberia periférica cada vez más integrada, ¿qué ha ocurrido, repito, para que seas nuestro recurso futuro?
Simplemente, que la globalización, el cambio climático y el final de un capitalismo devorador de siglos, nos obliga a mirarnos el ombligo patrio y aceptar que en el futuro ya no podremos ser naciones autosuficientes y debemos unir nuestros destinos a pesar de tener el amparo de Europa. Europa es hoy una garantía, en el futuro no se sabe.
Hay razones suficientes para estar unidos aparte de las materiales: el origen, mucha historia en común, la geografía, el clima, la cultura, la religión, las epopeyas que propiciamos juntos, divididos sólo por una línea imaginaria, los errores y los aciertos, el aire, el polen, hasta las mareas nos unen.
Basta de echar una mirada alrededor para saber que vienen tiempos difíciles para sobrevivir con la misma autonomía que antes y los sistemas productivos de ahora. Catástrofes naturales que exigirán mayor solidaridad y fuerza para evitar el hambre y el dolor; la carencia de recursos que un día fueron abundantes como la pesca, un mejor medio ambiente, agricultura y ganadería naturales; el propio sistema de la propiedad tradicional, etc.
Pero hay, sobre todo, una carencia en el mundo que exige una atención especial y la puesta en marcha de medidas para mantener el planeta y la cohesión social: la creación de una nueva ética de la responsabilidad a todos los niveles, personales, sociales, políticos, económicos, tecnológicos, y esa ética solo puede fraguarse, ser entendida y difundida en y por naciones, culturas, identidades con un gran bagaje histórico, con una gran experiencia.
Y pocos países han podido aprender tanto de la vida y de la historia como Portugal y España, como Hispania o Iberia, para ser capaces de dirigen Europa y mostrar al mundo una nueva manera de ser y hacer, garantizar que la tecnología humanizará más al hombre, que los nuevos valores salvaran el planeta, que surgirá una nueva armonía entre este y los seres que lo pueblan.
¡Hoy más que nunca eres una necesidad, Iberia!
D. Casimiro Sánchez Calderón es Presidente de Honor del Partido Ibérico Íber (Fundador), exalcalde y actual concejal de Puertollano