Cuando se dice que el arte imita la vida, o viceversa, es una realidad innegable, y los medios de comunicación y de entretenimiento son una forma de ayudar a educar a las masas. En un momento en que una buena parte de la población sigue en casa, la televisión adquiere cada vez más poder. Tras el proyecto #studoemcasa (#estudioencasa), la televisión pública se ha visto arrastrada a una polémica que demuestra que la discriminación sigue existiendo, pero no sólo por la raza. Y en el mes contra los prejuicios contra la comunidad LGBT, he pensado que deberíamos hablar un poco sobre este caso. Este espacio de opinión servirá para que hagamos una reflexión conjunta.
Todo comenzó con una serie de animación de RTP 2. En «Intrépidas», que habla de algunas de las mujeres más importantes de la historia mundial. Un programa insertado en un espacio claramente infantil, en donde se habló de lo femenino y de la homosexualidad; usando la historia de vida de Thérèse Clerc, activista por los derechos de las mujeres que llegó a ser galardonada con la Legión de Honor francesa en 2008. En este episodio, en particular, en el que también se habló del aborto, se abordó la historia de alguien que tuvo una relación con otra mujer, y en donde llegó a producirse un breve beso. Esto dio lugar a un debate sobre la identidad de género y las relaciones con personas del mismo sexo.
Todo esto ha servido como detonante para que la comunidad de las redes sociales se rebele contra este producto importado directamente de Francia. Han llegado varias reclamaciones a la Autoridad Reguladora de los Medios de Comunicación y al Defensor del telespectador de RTP, por lo que el episodio, en cuestión, ya lo han retirado de antena. Parece que el problema ha sido el episodio, pero no la serie en sí, aunque varias asociaciones cristianas se han opuesto a ella.
Esta «censura» más tranquila, muy diferente de lo que se hacía en la época del lápiz azul, demuestra que aún existen varios tipos de prejuicios en nuestra sociedad. Y, algunos de los más latentes, involucran a dos minorías: las mujeres (en los últimos 100 años mucho se ha hecho, pero la verdad es que todavía estamos lejos de vivir en una sociedad igualitaria) y los homosexuales.
¿Qué pasó con ese beso?; ¿el problema ha sido que se ha mostrado en un espacio infantil o por involucrar a dos personas del mismo sexo (aquí no importa si son mujeres o hombres)? Si es porque ha sido emitido en una programación dedicada a un público infantil, debo advertir a los puritanos que los niños son muy inteligentes, y con el acceso que tienen a la información podrían ver la misma escena (que en realidad es muy simple) u otra, como en cualquier otro canal.
Como todos sabemos, el «sexo» vende y, como tal, se sirve al público a «cucharadas» en todos los horarios. Por lo demás, la clasificación de un programa sirve para proteger a un público más sensible de ver determinada escena, pero como he dicho al principio de este artículo, todo lo que vemos en los medios de comunicación tiene siempre un trasfondo (aunque a veces sea muy pequeño) de verdad.
Esos niños y niñas, en algún momento de sus vidas, comenzarán a preguntarse sobre todo tipo de temas; incluyendo el feminismo, el aborto y la homosexualidad. Por cierto, el aborto, los matrimonios y la adopción por parejas del mismo sexo. Todo esto es legal en Portugal. Si es posible hacerlo, ¿por qué no se puede hablar de ello?; ¿por qué estas, y otras temáticas, no pueden ser discutidas en la televisión pública? Por lo demás, los canales del Estado tienen la obligación de servir al público; de educarlo. En series de entretenimiento, como «Cuéntame Cómo pasó» (de la TVE) o «Doctor Who» (BBC), este trabajo se hace abordando temáticas y puntos de vista diferentes; pero, en mi modesta opinión, los canales públicos también sirven para esto.
Pero como en las escuelas, el trabajo de enseñar y educar debe ser compartido con los padres y el resto de la familia. En lugar de tratar de suspender un programa por una escena que duró unos breves segundos, y echar espuma por la boca en las redes sociales sobre que los niños están siendo corrompidos (algún día veremos el argumento de «mamadeira de piroca» utilizado por Bolsonaro); ¿qué tal sentarse y explicar las cosas con calma?
Pueden estar seguros de que los niños y niñas son capaces de entender las cosas más rápido que nosotros. Simplemente sentarse y explicar la historia de Thérèse Clerc. Todo su legado, y no sólo la parte de ser lesbiana. La orientación sexual de las personas, cualquiera que sea, es parte de lo que somos, pero no es noticia. Explíquenles a los niños que está bien que les gusten las chicas o los chicos.
Lo que importa es lo que hay en sus corazones, y respetar a la persona que está a nuestro lado. Si empiezan a ver esto con sencillez, muchas cosas pueden cambiar. Y sí, quizá tengamos una generación y un país mejor; cambiado, al menos ese fue el llamado hecho por Marcelo Rebelo de Sousa en la clase que dio en la misma cadena en donde se ha producido toda esta situación
Pero no. Es preferible silbar a un lado, censurar y quitar un programa de antena; esto, al estilo de Irán. Pero esto no es Irán o cualquier otra dictadura, sino el país occidental y europeo. Un país desarrollado que prefiere atacar episodios de series de televisión y se escandaliza a través de las redes sociales. Son las mismas personas que no quieren que sus hijos vean una serie animada, pero dejan la TVI Reality encendida para que vean bullying, comentarios xenófobos y homófobos. Esto es posible, ¿pero no «Intrépidas»?
Para terminar, quiero dejarles una última pregunta sobre la que reflexionar. ¿Deben nuestros niños ser «protegidos» de algunos temas más problemáticos o la televisión tiene todo el derecho de abordarlos en su programación?
Andreia Rodrigues es licenciada en periodismo por la Escuela Superior de Comunicación Social de Lisboa (ESCS) y es una apasionada de todas las formas de comunicación. Contar nuevas historias y descubrir nuevas culturas es algo en lo que trabaja todos los días