Madrid: rompeolas de la cultura de las Españas

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Hace casi dos años, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid organizó, en colaboración con la Plataforma Ibérica, la jornada: «Aprender portugués: una oportunidad para la educación en Madrid».

Fue un 25 de abril, de manera que el evento sirvió también para conmemorar la Revolución de los Claveles. El objetivo de la jornada fue el de valorar la implantación de la lengua de Camões en el currículo de los colegios e institutos madrileños. Entre los ponentes, estuvieron representantes educativos de la Comunidad de Madrid, y la entonces directora general del programa de lengua portuguesa de la Organización de Estados Iberoamericanos, Ivana Sequeira. Yo mismo intervine en calidad de promotor de la Plataforma Ibérica.

La Comunidad de Madrid, con una población de 6.600.000 personas, y la renta per cápita más alta de la península, es sede para toda la península ibérica de cientos de empresa multinacionales. Este factor, unido a otros como la cercanía de los idiomas y los estrechos vínculos culturales, hacen del idioma portugués una oportunidad para la educación en Madrid que aún no está desarrollada.

Nuestro gran poeta Antonio Machado escribió: «Madrid, Madrid, ¡qué bien tu nombre suena/ rompeolas de todas las Españas!». Porque, como centro de la península; como capital de España elegida por Felipe II; la ciudad desde donde se dirigió el imperio hispánico, Madrid es el cruce de todos los caminos de Iberia, y el principal núcleo de llegada de latinoamericanos a Europa.

Las críticas al centralismo del Estado español siempre han formado parte de la idiosincrasia de la propia España. El Estado autonómico implantado con la actual constitución, con una descentralización muy amplia, ha deshecho esa idea de un Madrid centralista y dominante.

No obstante, en cuestión de lenguas, la hegemonía capitalina se ha sostenido siempre en un monolingüismo en lengua castellana. Una lengua, por otro lado, muy extendida y poderosa, que ha conducido a los madrileños a ser poco propensos a practicar y aprender otras lenguas. Ese monolingüismo se refuerza por la propia fonética castellana, algo simple en sonidos.

Un Madrid rompeolas, cosmopolita, pero poco dado a hablar otras lenguas; poco acostumbrado a ello, y algo reacio, ha sido el resultado de diversas circunstancias. Lógicamente, el impulso globalizador de las revoluciones tecnológicas y la adopción internacional del idioma inglés como lengua franca universal, creó la ineludible necesidad del aprendizaje de la lengua de Shakespeare.

Y llegaron los colegios bilingües en inglés; las academias en cada esquina; los viajes de estudios a Reino Unido; Inglaterra, o incluso Malta. Una auténtica avalancha de medios y recursos para intentar desenvolverse en inglés. Los resultados han sido positivos, y la Comunidad de Madrid presenta, a día de hoy, según la clasificación internacional EF EPI, un nivel de inglés (57,91) similar al de Grecia (58,49), y próximo al de Portugal (60,02), en la parte media alta de los 88 países analizados en el informe de referencia.

Por tanto, Madrid está superando su dificultad con el inglés. Pero el inglés, aunque es el idioma más extendido del planeta, es también sólo una lengua más, y una lengua de otro espacio cultural, en el que Madrid tiene poca influencia, social, cultural y económica. En cuestión de idiomas, en plural, los madrileños tenemos que entender que la centralidad ibérica de Madrid lleva aparejada la responsabilidad de valorar, entender y enseñar las lenguas peninsulares. Madrid, para ser esa capital de las Españas, ha de jugar un papel más activo en la promoción de todas las culturas ibéricas. Así, en la clásica idea de las Españas, construida en la Edad Media, sin que pueda entenderse ofensa por ello, cabe Portugal.

Desde el movimiento iberista ya hemos lanzado la idea de una asignatura de lenguas ibéricas, entendiendo como derecho de todos el acceso a su conocimiento.

A día de hoy, las instituciones no acaban de dar pasos firmes en la implantación del aprendizaje de las lenguas ibéricas en Madrid, y muy poco para la difusión de las culturas «periféricas». En la educación pública madrileña, el portugués, el gallego, el catalán o el euskera, sólo se pueden estudiar en la Escuela Oficial de Idiomas, con una mínima oferta, y en algunas universidades; en cursos abiertos, o dentro de programas oficiales. Estamos a la espera de conocer alguna acción de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), dentro de su Programa Iberoamericano de Difusión de Lengua Portuguesa (PIDLP).

A donde las instituciones no llegan, está llegando la iniciativa privada para cubrir una demanda creciente de lengua portuguesa en Madrid, con academias privadas especializadas en la lengua de Camões, como Agoralingua, o Portuguêsalia.

Desde EL TRAPEZIO, estamos aportando nuestro grano de arena, publicando en castellano y portugués, y también con el reciente lanzamiento del curso de intercomprensión portugués-español, a través del canal Youtube. Además, como próximo proyecto, tengo el honor de adelantar que lanzaremos un concurso de poesía en lengua portuguesa destinado a residentes en España, que no tengan como lengua materna el portugués. En este proyecto queremos sumar a instituciones como la propia OEI, y empresas que puedan estar interesadas.

Pablo Castro Abad

 

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